Salimos el sábado 11 a las 5h desde Benifaio, teníamos 7h de viaje y nos lo tomamos con calma, no teníamos ninguna prisa, sabíamos que teníamos tiempo de sobra para llegar al refugio de Poqueira a la hora de cenar. Hicimos varias paradas para cambiar de conductor y estirar las piernas, así como tomarnos un café y almorzar, esto ultimo lo hicimos en Lanjarón cerca de una fuente, nos comimos los bocatas, unas cervezas y café fresquito que José llevaba en la neverita y proseguimos hasta llegar a nuestro punto de partida la Hoya del Portillo, una explanada no muy grande en la que habían bastantes coches, aparcamos debajo de un pino y nos preparamos para la marcha, como niños cuando van a realizar una actividad que les gusta, nerviosos, ultimando lo que nos llevábamos hacia arriba, lo que pesaba la mochila, el calor, las chicharras que no dejaban de cantar, bueno a lo que vamos no había mucho que decidir, nuestro destino era subir hasta el refugio y allí, nos dirigimos, la senda iba subiendo cubierta por una pinada extensa pero el aire que se colaba entre sus ramas y que a penas nos llegaba era mas bien calido, por eso y por lo fuerte de la subida nada más empezar, el sudor hizo acto de presencia de inmediato.
Entre
grandes lazadas fuimos ascendiendo, poco a poco fueron acabándose los pinos y
con el temor rondando nuestras cabezas, de pasar una travesía al sol a la una
del mediodía cuando más aprieta.
A los 2 Km. llegamos a un collado donde el
viento empezó a cambiar, un poco más fresco que nos vino de maravilla, la
sensación de soponcio que llevábamos, desapareció. Nos acercamos a un mirador
en el que pudimos ver el Veleta y más o menos intuimos donde estaba el refugio
de Poqueira nuestro destino en este día. Habíamos hecho gran parte de la subida
y tan solo nos quedaba unos 6 Km. ya más suaves, tuvimos el favor de una nube
que nos hizo de sombrilla al tapar el sol, junto con la brisa fue una delicia.
Con forme íbamos subiendo me daba la sensación de alejarme del mundo, de los
ruidos molestos que día a día nos invaden, sin embargo allí solo se oía el
viento y nuestras voces que animaron la ruta.
A las
2h estábamos a 1,5km del refugio y nos detuvimos en un riachuelo a comer. El
agua fresca nos vino muy bien así como el bocata y la sensación de la
proximidad de nuestro destino, pues estábamos cansados, no tanto por la ruta si
no por las horas de coche. Llegamos al refugio este disponía de una sala alargada distribuida en seis habitaciones separadas por unos parabanes de madera que hacían a la vez de tabiques, en cada una de ellas había capacidad para 16 personas, distribuidas en literas corridas de cuatro, a nosotros nos tocó la parte de arriba, Mari, José, yo y Toni que nos la vimos y deseamos para poder subir.
Nos duchamos y aseamos y colocamos nuestras cosas en las taquillas que cada uno tenia asignada y bajamos hacernos una cerveza al comedor, eran sobre la cuatro y hasta las nueve no se cenaba así que decidimos hacer tiempo sin acostarnos ya que si dormíamos ahora no tendríamos sueño a la noche. Nos acercamos a ver por donde teníamos que emprender la marcha al día siguiente y una vez localizada volvimos al refugio era donde mas fresquito se estaba, Toni se acercó al riachuelo donde habíamos comido, para hacer unas fotos y regresó bastante cansado pero muy satisfecho por las fotos que había hecho.
Nos
tomamos otra cerveza con unos frutos secos mientras esperábamos la hora de la
cena, esta llegó y el comedor empezó a llenarse. Fuimos levantándonos para
coger cubiertos y platos y la bebida, luego
nos sirvieron el cocido de garbanzos que mas bien había que pescarlos al
vuelo ya que no habían muchos, luego ensalada de pasta y lomo con guarnición, y
de postre un yogur, bueno cenamos que era lo importante, nos metimos algo
calentito en el cuerpo a parte de vino claro. Una vez terminada la cena nos
salimos para ver las estrellas, ya que esa misma noche se esperaba lluvia de
estrella, estuvimos viéndolas un rato y no conseguimos ver ninguna caer, nos
despedimos de Toni que aun se quedó. El si que logró ver una pues así nos
confirmo al día siguiente. Una vez caí en la cama me puse los tapones en los
oídos por si las moscas, me dormí en un plis plas despertándome sobre las
cuatro, los demás no tuvieron tanta suerte y se desvelaron varias veces.
A las 6h
nos levantamos como nosotros lo hicieron bastante gente también, desayunamos y
comenzamos nuestro día grande, la ascensión a lo más alto de la Península, con
el cortavientos puesto pues hacia fresco comenzamos a subir junto a una tubería
de agua, la senda no esta muy clara y a veces buscamos el mejor sitio para
subir, con paso lento pero seguro fuimos subiendo, a veces nos volvíamos a
mirar hacia atrás y veíamos el refugio allá a lo lejos en lo hondo y volvíamos
a la realidad con la vista hacia delante viendo lo que nos quedaba por subir,
no me sentía agobiado ya que cuando uno sabe donde va y lo que quiere y desea
no se le hace agobiante no pensaba en lo que me quedaba por subir sino en lo
que me iba a encontrar cuando llegara arriba.
Haciendo
lazadas fuimos llegando a nuestro primer objetivo el Mulhacen II, el aire ya
hacia rato que soplaba con mucha fuerza y frío, las manos se me estaban
quedando heladas y el cuerpo también iba de manga corta y espere hasta llegar
arriba para ponerme el cortaviento y los guantes, la pobre Mari y José que iban
con pantalón corto lo estaban pasando mal. Por fin llegamos y nos resguardamos
en unas rocas debajo del punto geodésico del Mulhacen II, comimos unos frutos
secos y nos abrigamos con todo lo que llevábamos, tan solo nos quedaban algo
más de 1km para el Mulhacen, este tramo se hizo pesado no por el desnivel que
apenas lo hay sino por el viento que a punto estuvo de tirarnos al suelo. Con
forme nos íbamos acercando el estomago empezó a cosquillear, casi queriendo
salir las lagrimas de los ojos una sensación de alegría me desbordaba, la meta
estaba cerca, me recordó la entrada en meta de Nuria-Queral. Nos dimos la
enhorabuena todos y nos hicimos varias fotos, nos despedimos del Mulhacen a
saber si lo volvemos a visitar y comenzamos la vuelta.
Una
bajada bastante prolongada y vertical nos fue bajando hacia el refugio-vivac y
la laguna. Cuando íbamos bajando vimos que una senda se desviaba hacia la
izquierda y que no llegaba al vivac, como nuestro destino era el refugio de Poqueira
y el vivac no tenia nada que ver decidimos acortar y bajamos directos a la
laguna para desde allí ir bajando por el río Mulhacen hasta el refugio,
llegamos sobre las 11:30h nos tomamos unas coca colas, liquidamos la cuenta,
recogimos todo lo que nos habíamos dejado en las taquillas y tomamos el camino
de regreso al coche, pasamos por el riachuelo donde el día anterior habíamos
comido y unos metros mas adelante nos encontramos con una familia que el día
anterior vimos mientras cenábamos, cuando entraron por la puerta nos quedamos
flipando, una pareja con sus dos hijas que a penas tendrían 6 o 7 años y que
con sus mochilitas iban haciendo camino, los saludamos y proseguimos. El viento
ya no soplaba con tanta fuerza pero nos venia muy bien, fue acompañándonos
hasta el mirador, cuando nos metimos por la senda entre los pinos nos dejó y el
soponcio volvió a asediarnos, menos mal que nos quedaban a penas 2km para el
coche.
Y por
fin en el coche eran las 2h y sin cambiarnos nos fuimos con el coche ya que en el
camino de regreso y a escasos 3km un riachuelo cruzaba la carretera y nos podríamos
lavar allí. El agua estaba clara y fresca, nos metimos los pies en ella y nos refrescamos,
dos coches que pasaron se quedaron mirando, el segundo nos saludó. Ya quitada la
sensación de calor del cuerpo y arriba del coche con el aire acondicionado
emprendimos el regreso. Sabíamos que no iba a ser fácil ya que estábamos
cansados pero a mi por lo menos no se me hizo tan pesado como creía, nos
turnamos para llevar el coche, mientras uno conducía otros dormían, menos Mari
que no quiso dormir yo a penas cerré los ojos también pero el tener la
oportunidad de poderlos cerrar también descansa. Nos detuvimos a comer cerca de
Lorca un buen bocata de lomo con jamón y queso, luego nos detuvimos un par de
veces más y llegamos a Benifaio, nos despedimos y nos fuimos cada uno a su
casita yo llegué sobre las 22h.
PD
Gracias a José y Mari por haberme invitado a acompañarles, y también a Toni por
su compañerismo. Es una delicia caminar en vuestra compañia.
5 comentarios:
Aunque se prodigue muy poco, siempre es grato hacer un comentario y saludar a los amigos, y más a vosotros, en esta ocasión, habiendo subido al Mulhacen. Enhorabuena.
Abrazos,
Luis.
Las pocas letras que pueda escribir en tu blog no podrán reflejar todo el agradecimiento que tengo para vosotros,por la oportunidad de subir al Mulhacén y por esa amistad durante toda la aventura,que para mi es más grande que el propio Mulhacén.
Un abrazo.
Felicidades a tí y los "máquinas" que ascendisteis a esa emblemática montaña. Me alegro de que disfrutárais.
Un abrazo.
Enhorabuena a los 4. Ésta me la he perdido, aunque os tenia en mi cabeza el sábado mientras ascendíais, pero es que no se puede tener todo, grrrr.
Un saludo a todos y nos vemos en los Vértices.
Hola Kiquet: Gracias por "todo", por aceptar nuestra invitación, por estar al frente, por ayudarnos, por estar ahi, por....todo.
Agradeceros a Toni y a Ti el acompañarnos a Mari y a Mi a realizar nuestra ilusión de subir al Mulhacen.
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