domingo, enero 30, 2011

Puebla de San Miguel con nieve


Mi intención era hacer una ruta con nieve y para ello busque un sitio bastante conocido por que con nieve no sabes lo que te puedes encontrar. Había nevado por Aras de los Olmos y La Puebla de San Miguel y para allí que nos fuimos. A mi propuesta se unieron mi hermana Carme K y Emilio y a las 6:45 salíamos de Aldaia camino de Aras, cuando llegamos no había nieve pero las montañas de La Puebla se veían nevadas y nos acercamos hasta allí. Llegamos y aparcamos el coche en la ermita que hay pasando el pueblo, para tener el coche más cerca y no tener que hacer el tramo de carretera al terminar, eran las 8:45 cuando empezamos la ruta, el pueblo empezaba a despertar, el frescor de la mañana no era tan molesto como el sábado pasado.
Cuando dejamos la carretera cerca de la ermita que hay al principio del pueblo comenzamos a subir habían escasas manchas de nieve, el suelo se encontraba resbaladizo y tuvimos que ir con cuidado. Cuando llegamos a unas ruinas tomamos aliento y nos pusimos las polainas, seguimos subiendo y la nieve empezó a tapar la totalidad de la senda, las huellas de los animales indicaban su paso y nos dedicamos a adivinar que animales habían pasado antes que nosotros.
Llegamos a la fuente de Javandal que se encontraba congelada, en ella vimos a unos renacuajos todos amontonados dándose calor. Seguimos subiendo hasta llegar a la pista, que tomamos a la izquierda, pasamos por otro abrevadero y por un depósito de agua. La pista estaba cubierta por una capa de nieve de 10cm, las huellas de las animales seguían acompañándonos, podíamos ver exactamente por donde habían pasado, parecía que se trataba de uno solo pero de repente se separaban y comprobamos que se trataba de dos animales que andaban uno detrás del otro. Conforme íbamos subiendo la capa de nieve fue aumentando así como el tacto, estaba como más suelta, daba ganas de tumbarse y hacer el ángel como hizo mi hermana al volver.
Dejamos la pista por la izquierda camino del paraje de “Las Blancas” un conjunto de sabinas centenarias, como eran las 10:30 nos detuvimos a almorzar, tomamos café y continuamos, siguiendo la senda que nos acerca a la pista que tomamos a la izquierda, siempre en subida. Nos habíamos propuesto llegar solo hasta el navajo donde hicimos patinaje la otra vez y volver a los coches, porque toda la vuelta completa se nos hubiera hecho muy tarde, por eso me adelante en la subida por ver si faltaba mucho para llegar a el y como me pareció que estaba aun muy lejos volví y comenzamos el regreso por el mismo sitio, siguiendo nuestras propias huellas. Bajando por la pista y viendo la pendiente que había, daban unas ganas de tirarse, mi hermana saco el chubasquero que llevaba para intentar deslizarnos cuesta abajo pero la nieve estaba tan blanda que no nos movíamos, pero ella se empeño en hacer el ángel y se tumbo mientras Emilio le hacia unas fotos. Luego yo empecé hacer una bola de nieve y tras unas vueltas lo tuve que dejar pues tenía las manos súper heladas. Con la bola, Emilio termino de hacer el muñeco y nos hicimos la foto de grupo con el, cuando íbamos hacer la foto mi hermana busco el móvil para hacerle una foto y comprobó que lo había perdido y ya van dos veces, supusimos que cuando hizo el ángel se le debió de caer y me fui a buscarlo, llegué hasta donde se terminaban las huellas que habíamos dejado y comencé a retroceder, cuando llegué a donde había hecho el ángel no vi nada, removí la nieve y lo localicé.
La vuelta fue más rápida todo de bajada, cuando llegamos a la fuente nuestras pisadas de por la mañana empezaban a desaparecer. Llegamos al coche sobre las 12:30 y regresamos, parando a comprar pan y unas tortas en Aras.
Una ruta que podríamos calificar de paseo por la nieve, pues hemos ido muy relajados y haciendo un montón de fotos, me lo he pasado muy bien.

domingo, enero 09, 2011

La Serrella


Dicen que una imagen vale más que mil palabras pues aquí os dejo algunas para que os hagáis una idea de lo que ha sido la ruta de hoy.
Para mi ha sido una ruta exigente, dura, pero muy gratificante, da la sensación de estar en otro mundo.