A las 8 en punto nos tomábamos las vitaminas mañaneras y comenzábamos la ruta, no hacia mucho frío, pero el vientecillo molestaba un poco, pero como empezamos a subir muy pronto entramos en calor. Cuando empezamos la senda hacia el cortafuego empezamos a ver trocitos de nieve por los lados de la senda y en algunos casos en medio, como estaba helada teníamos que ir con cuidado para no resbalar. Al llegar a la pista los tramos de nieve eran mas largos, entonces empezamos a suponer que arriba igual había más, pero cuando llegamos arriba la tónica era la misma, tramos de nieve helada algunos mas grandes que otros pero sin pasarse.
Visitamos el mirador, el punto geodésico, el cerro de las cruces y las trincheras que hay a sus pies todas tapadas por una capa de nieve. Como se hacia hora de almorzar buscamos un sitio con buenas vistas y lo encontramos antes de coger la senda de los Tejos, las vistas eran preciosas con la Peña juliana y La salada con manchas blancas por la nieve, del almuerzo a destacar las almendras caramelizadas que la mujer de Riquelme tubo la gentileza de compartir con nosotros, por cierto estaban riquísimas.
Seguimos camino guiados por los muchos hitos que hay hasta desviarnos por la senda de los Tejos que nos baja a la pista, este tramo estaba bastante mal porque la nieve estaba helada y tuvimos que bajar con mucho cuidado para no resbalar, incluso cuando llegamos a la pista esta se encontraba totalmente helada.
Bajamos sorteando el hielo hasta el barranco y lo recorrimos pasando también alguna que otro apuro, todo por la nieve helada que allí también se encontraba, alguna que otra poza estaba con hielo.
Salimos a la pista que no lleva al desvío del nacimiento del Palancia y para allí que nos fuimos llegando a la rambla seca, un paso muy estrecho donde el agua ha ido moldeando las paredes que en algún tramo casi se tocan, lo pasamos y al salir por el otro extremo nos volvimos a encontrar con tramos de nieve y el cauce del barranco con manchas blancas por el hielo y nieve, que a nuestro paso crujía. Salimos del barranco y cogimos una pista bastante deteriorada y subiendo y subiendo nos llevó a lo alto desde donde pudimos ver el Peñascabia enfrente, unas vista que yo no había visto aun. Luego por una senda entre pinos nos llevó a otra pista que nos bajó hasta el Molinar, nos refrescamos en una fuente en la que caía un buen chorro de agua muy fresca y seguimos camino del camping. Como era ya tarde no le dimos la vuelta por detrás como estaba previsto para salir por la cascada a los coches sino que acortamos por delante del camping a salir a la pista que nos llevó a los coches, eran las 2:15, hubo el habitual lavado de pies y retomamos el camino de regreso a casa.
Tengo que decir que a pesar de haber estado en varias ocasiones por esta zona cada una ha sido especial, en todas me lo he pasado fenomenal cada una tiene su punto de aventura, espero disfrutar de ella en más ocasiones.
PD. No se si llegara a todos los que en alguna ocasión han compartido caminos y sendas conmigo, para todos ellos que sepáis que LOS BUENOS AMIGOS NUNCA SE OLVIDAN
Peñascabia
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